Todos los que conducimos un vehículo que tiene la obligación de llevar un tacógrafo, ya sea analógico o digital, conocemos la importancia de que esté perfectamente calibrado. Los errores de calibración del tacógrafo pueden suponer sanciones elevadas que den al traste con nuestro trabajo.
¿Cuál es la finalidad de calibrar el tacógrafo?
La finalidad de calibrar el tacógrafo es la de parametrizar y ajustar el equipo de manera que los datos que arroje (por ejemplo, la velocidad a la que va el camión y otros) sean lo más aproximados a la realidad. Esto se consigue asignando al tacógrafo una serie de parámetros que varían dependiendo del vehículo en el que se encuentre instalado, por ejemplo, la circunferencia de los neumáticos, que pueden estar desgastados por el uso, el coeficiente característico, los kilómetros hechos, el valor de ajuste del limitador de velocidad, etc.
Todo ello se consigue a través de pruebas y mediciones en el banco de rodillos. De esta manera, los valores de velocidad y distancia se registran de modo preciso y ajustado, impidiendo luego sanciones.
¿Cuándo hay que calibrar el tacógrafo?
Es obligatorio calibrar el vehículo bianualmente. Este tipo de operaciones solo se deben llevar a cabo en talleres especializados. A cada marca de tacógrafo le corresponde una serie de talleres homologados y es responsabilidad del conductor y la empresa de transportes que se calibren en ellos.
Siempre tendremos que calibrar el tacógrafo cuando hayamos comprado un vehículo nuevo, cuando se sustituye por uno nuevo sea cual sea el motivo o al hacer un cambio notorio en el vehículo que pueda llevar a que se modifiquen los datos que se registran en el tacógrafo.
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